4/3/15

Descubren alteraciones en la corteza insular relacionadas con el Autismo


Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard y el Instituto Max-Planck de Neurobiología de Martinsried, han realizado un hallazgo trabajando en modelos de ratones modificados genéticamente, relacionado en cómo las alteraciones en la corteza insular del cerebro pueden estar directamente relacionadas con las alteraciones de tipo sensorial presentes en el autismo.

Nadine Gogolla y sus colegas en el laboratorio de Takao Hensch en la Universidad de Harvard han buscado alteraciones comunes de circuitos neuronales en modelos de ratones con autismo inducido. Se concentraron en la corteza insular, una estructura del cerebro que contribuye a las funciones sociales, emocionales y cognitivas. “Queríamos saber si podemos detectar diferencias en la manera en la que la corteza insular procesa la información en ratones sanos o con autismo“, afirma Nadine Gogolla, quien recientemente fue designada líder de un grupo de investigación en el Instituto Max Planck de Neurobiología.

Según la información de los investigadores, la corteza insular de los ratones sanos integra estímulos de diferentes modalidades sensoriales y reacciona más fuertemente cuando dos estímulos diferentes se presentan de forma concomitante (por ejemplo, un sonido y un toque). “Reconocemos una rosa más fácilmente cuando la olemos y la vemos que cuando nos limitamos solo a verla o a olerla”, dice Nadine Gogolla. Esta capacidad de combinar los estímulos sensoriales se vio afectado de manera consistente en todos los modelos de ratones con autismo. Curiosamente, en muchas ocasiones, un sentido solo provocó una fuerte respuesta, de tal manera que la adición de un segundo estímulo no añadió más información, es decir, un solo estímulo sensorial sobrecargó tanto el “sistema” que no se proceso el siguiente estimulo de forma adecuada. Esto es muy similar a la reminiscencia de la hiperreactividad sensorial experimentada por muchas personas con autismo. Los científicos descubrieron, además, que la corteza insular de ratones adultos con autismo inducido se parecía a los patrones de activación observados en los ratones de control (Es decir sin autismo) de muy corta edad. “Parecía como si la corteza insular de los ratones con autismo no hubiese madurado debidamente después del nacimiento”, dice Gogolla.

La corteza insular se puede comparar a un concentrador que combina información de tipo sensorial, emocional y cognitivo. De hecho, alteraciones en la ínsula han sido reportados también en personas con ansiedad, depresión, adicciones y en los Trastornos del Espectro del Autismo.

Para que este procesamiento sensorial múltiple funcione de forma adecuada, es necesario que la función cerebral encargada de controlar los aspectos excitatorios e inhibitorios se halle en equilibrio. Y es precisamente esto lo que en el estudio se ha encontrado alterado, y que está relacionado precisamente con la corteza insular, que en los ratones del estudio se apreció que ese equilibrio se encontraba alterado.

Para probar la influencia de esta reducción en el procesamiento sensorial, los investigadores dieron a los ratones el medicamento diazepam para aumentar la transmisión inhibidora en el cerebro. De hecho, este tratamiento, temporalmente, rescató la capacidad de la corteza insular para combinar los estímulos de diferentes modalidades sensoriales. Se establece el equilibrio entre la excitación y la inhibición en el cerebro después del nacimiento. Así, los científicos trataron los animales jóvenes durante varios días con Diazepam. Este tratamiento era eficaz en el restablecimiento de la capacidad de la corteza insular para la integración sensorial de forma permanente, incluso en ratones adultos que no recibieron ningún tratamiento adicional. Curiosamente, también el aseo estereotípico de los animales se redujo significativamente.

Todos los modelos de ratones con autismo investigados mostraron alteraciones en las moléculas inhibidoras. Sin embargo, las alteraciones fueron muy diversas. Mientras que en algunos modelos se redujeron ciertas moléculas, lo contrario era cierto en otro modelo. Estos resultados sugieren que el desequilibrio entre la excitación y la inhibición puede ser un factor importante en la neuropatología del autismo. Sin embargo, tendrán que ser cuidadosamente adaptados a cada subgrupo particular de autismo para terapias futuras. Por ejemplo, un aumento artificial de la inhibición a través de una droga como el diazepam en ratones sanos puede alterar el delicado equilibrio y crear cambios en la corteza insular similares a los observados en los modelos de autismo. Ya sea una estrategia terapéutica dirigida a mantener el equilibrio del cerebro entre la excitación y la inhibición podría ser útil y si es así, ¿cómo probar el estado de la balanza de excitación / inhibición y la forma de aplicar los tratamientos individualizados de los individuos?, tendría que ser establecido a través de nuevos estudios y pruebas pre-clínicas.

En lo relacionado a esta sobre-excitación sensorial, publicamos a principios de año un artículo relacionado con la dificultad de las personas con autismo para procesar simultáneamente sonidos e imágenes, y sobre la disfunción visual en el autismo y su relación con los problemas de integración sensorial, también dedicamos un artículo específico.

Todos los aspectos relacionados con la integración sensorial y el autismo están adquiriendo cada vez más y más relevancia, tanto es así, que algunos especialistas ya afirman que quizá debamos cambiar nuestra forma de definir el autismo, y verlo desde un punto de vista distinto, y entenderlo como un desorden o disfunción de tipo sensorial. En los artículos sobre la Estimulación Magnética Transcraneal, ya vimos, como a través de esta técnica, precisamente uno de los objetivos que se persigue es regular (sin fármacos) las alteraciones inhibitorias/excitatorias. Y en el estudio de Courchesne que publicamos sobre la alteración en la corteza cerebral y su relación con el autismo ya se mostraban precisamente áreas en al corteza cerebral que aparecían con una malformación de origen prenatal.

En cualquier caso, es un estudio preliminar que requiere de una mayor validación, pero abre una puerta importante a nuevas vías de investigación.

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